El término procede del latín
Perennis, duradero, perenne y de
folio, hoja.
Se utiliza para clasificar los
árboles o
arbustos que poseen
hojas vivas a lo largo de todo el
año, en contraposición al término
caducifolio. En estos últimos, todas las hojas mueren cada año durante la estación fría y vuelven a brotar hojas nuevas a la llegada de la estación cálida. En los árboles de hoja perenne, en cambio, solo mueren una parte de las hojas cada invierno y otras, las más jóvenes, permanecen en la planta y se unen a las nuevas que brotan cada primavera, de manera que el periodo vital de cada hoja puede durar varios años.